Video hecho con los mensajes que nos habeis mandado, para felicitar a Álvaro en el día de su santo. Gracias a todos los que habeis colaborado.
Muchas felicidades, Álvaro!!
Hemos querido incluir en esta entrada esta felicitación que nos ha enviado Juan Ramón Molina, un fan de Álvaro de Buenos Aires (Argentina):
¡Felicidades, Álvaro! Deseo de corazón, y así lo pido a
Dios, que tu santo patrono te bendiga en este día con los dones
pascuales de la alegría y de la paz.
Te cuento que recientemente descubrí la página "El Califa
de la copla". Accediendo a ella, pude ver actuaciones tuyas muy buenas y
conocer aspectos valiosos de tu personalidad. Es un universo lleno de
valores humanos, de sentimientos profundos y de fuertes convicciones.
Esto me sirvió para pensar en la relación íntima que existe entre
actuación, lo que vemos, y ese mundo interior tuyo rico en valores
humanos y cristianos. Esta relación explica ese microcosmos que
transmitís cuando cantás y que percibimos fuertemente. Lo tuyo es arte y
mensaje. Lo sintetizo en tres palabras: arte, belleza, amor, que paso a
explicar.
El camino del arte es el camino de la belleza, y el amor
es la expresión más sublime de la belleza. Uno se nutre de los otros.
Cuando el artista amante de la belleza se deja alcanzar por el amor, su
arte se enriquece notablemente, llega al espíritu humano, lo alimente,
permite que estremezca y que goce sin límites ante la belleza que
propone. Este es el arte auténtico, el que no ofende el espíritu humano
ni lo hiere. En este contexto creo que ubicamos el arte de Álvaro
Vizcaíno, el Califa de la copla.
Tu amor por la belleza va más allá de tu cante, de tus
cualidades de poeta y de músico, y de tu talento para la escultura. En
las distintas entrevistas que te hicieron, mostraste aspectos de tu vida
cotidiana, que se complementan con tu arte: el amor por la familia, la
riqueza de tu fe, que se expresa en tu participación activa en
las hermandades cordobesas, tu amor filial a la Santísima Virgen María,
tu sensibilidad hacia las personas más débiles de la sociedad ( tengo
presente las visitas a los hogares de ancianos), y el altísimo valor que
tributás a la amistad, especialmente cuando hablás de tu amigo Fran
Doblas.
Estos valores los transmitís, querido Álvaro.
Son profundamente humanos y cristianos, se aprenden en la familia,
porque ella es la escuela del más rico humanismo. Si por los frutos se
conoce al arbol, posiblemente, sin proponértelo, nos fuiste guiando
hasta el seno de tu familia. Nos mostraste, además, que ella es tu mayor
riqueza y alegría. En algunas entrevistas te referiste a tu familia con
expresiones cargadas de amor. Hablaste de tu mamá con mucha alegría y
gratitud, especialmente cuando ella te acompañó en los momenetos más
duros de "Se llama copla". Su cercanía y aliento te permitió subir los
últimos peldaños del concurso con dignidad y solvencia artística.
Cuánto amor recibiste en tu familia, Califa, y cuánto
amor desbordas en cada copla. Te felicito de corazón por todo lo que nos
das. Bendigo a Dios por la familia que tienes, y por el modo como te
preparó para tu vida pública. Que tu arte se nutra siempre en la fuente
más genuina de la belleza y el amor, que es Dios. Entonces tu arte se
convertirá en alimento y gozo para todos, adultos y niños, y tu
presencia en el escenario será también un mensaje de amor, de vida y
de esperanza.
Permíteme, Álvaro, que me despida haciendo mías las
palabras de aquella mujer anónima del Evangelio que después de escuchar
al Señor Jesús dijo: "Feliz el seno que te llevó y los pechos que te
amamantaron".
Un abrazo desde Buenos Aires de Juan Ramón Molina.
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